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Editorial

Economía y Sociedad № 94

Enero - Marzo 2018

Minería 3.0.
Un motor del nuevo Chile

"En 1970, Chile y Zambia producían la misma cantidad de cobre: 600.000 toneladas. Hoy, Zambia ha disminuido su producción a 312.000 toneladas; mientras la de Chile llega a las 4.750.000 toneladas. La diferencia crucial ha estado en las reglas del juego que ambos países se dieron. Hoy Chile es el principal país minero del mundo. Y si hubo un hito decisivo en el destino de la minería privada chilena, este fue la aprobación, el 1° de diciembre de 1981, de la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras. Sin esta ley, la minería privada no hubiese existido y la economía de nuestro país sería 20 por ciento más pequeña” .


Hernán Hochschild, Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, 1 de diciembre, 2002.

La Ley Minera de 1981 permitió descubrir, desenterrar y desarrollar el “tesoro” minero que Dios escondió en las entrañas del territorio chileno (ver “El Cascabel a la Minería”). Así nació un moderno sector minero privado que sería irreconocible para el Chile de los 60 (ver “Boom minero, hijo del modelo").

 

Es notable que, mientras en 1973 el Estado producía el 85% del cobre, hoy es la minería privada la que produce un 71% del cobre chileno (4 milllones de toneladas al año de un total de 5,6 millones). El economista socialista Oscar Guillermo Garretón afirma que esto significa que “sin la protesta de nadie, la unanimidad del país ya acordó que la producción de cobre sea mayoritariamente privada y me parece muy sugerente que toda la izquierda haya participado de esta callada unanimidad nacional” (Economía y Sociedad, Nº 91). En verdad, sin alterar la propiedad estatal de Codelco, la ley Minera ya logró “la privatización del cobre”.

Este auge extraordinario de la minería privada ha generado una dinámica de cambios que está transformando a Chile entero. Desde ya, la minería ha introducido los más diversos avances tecnológicos y estos están comenzando a ser aplicados en los demás sectores. Por ejemplo, la minería, tanto estatal como privada, ha sido pionera en abrazar distintas aplicaciones de la automatización y la robótica, como los camiones mineros autónomos, sin conducción humana sino con software que predetermina la ruta a seguir. Hoy muchas tareas mineras se dirigen desde “centros de operaciones remotas” ubicados en Santiago, a 1.000 kilómetros de los yacimientos mineros. Por otra parte, avances en biotecnología permitieron introducir bacterias que extraen cobre de baja ley por biolixiviación, utilizando menos agua y energía. Todo esto refuta el mito que el sector minero no aporta tecnología y valor agregado.

La minería es intrínsecamente regionalizadora. Con la excepción de Los Bronces en las alturas de Santiago, los yacimientos no están concentrados en la capital como sí lo están importantes actividades económicas del país. El impacto más grande ha sido en el auge del Norte. Una zona tradicionalmente pobre que incluso requirió crear industrias artificiales (como la producción de autos malos y caros en Arica), es ahora una locomotora del país. Antofagasta es la capital mundial de la minería y tiene lejos el PIB per cápita más alto del país ($65.000 dólares por persona, igual al de Noruega).

La minería ha generado potentes y múltiples eslabonamientos productivos. Tanto “hacia adelante” como los puertos mineros privados que dominan en el norte, como “hacia atrás” en desarrollar el transporte, los servicios de alimentación, la construcción de campamentos de alto nivel de calidad de vida, la industria de explosivos mineros y el transporte aéreo, entre muchos otros, creando riqueza, trabajo y estabilidad para cientos de miles de chilenos. Enaex, en conjunto con el Stanford Research Institute y otras instituciones de investigación, se ha transformado en pionera mundial en desarrollar robots que permiten fabricar y colocar explosivos al interior de una mina, aumentando la productividad y automatizando procesos.

Por otra parte, en 1981, solo 100.000 pasajeros al año se trasladaban por vía aérea desde y hacia Antofagasta, movimiento que a 2016 se multiplicó 12 veces, a 1.200.000 pasajeros anuales. Incluso se anuncia ya un vuelo directo a Miami desde Antofagasta. Un 55% de la carga marítima transportada desde Chile al exterior son productos de la minería. La modernización de la minería también introdujo equipamiento del primer mundo, como lo señaló el Wall Street Journal al destacar el rol clave de la perforadora T-180 para rescatar a los 33 mineros de la mina San José.

Merecen una mención especial dos eslabonamientos que han potenciado sectores claves para el país: el agua y la energía. BHP invirtió $3.500 millones de dólares en la cuarta planta desalinizadora de agua de mar más grande del mundo, ubicada en Puerto Coloso, al sur de Antofagasta, para abastecer a la mina Escondida. Antofagasta Minerals utiliza en su mina Centinela un 50% de agua desalinizada en los procesos mineros a través de un acueducto de 145 kilómetros de largo que cruza el desierto más seco del mundo. Actualmente, el 85% del agua que consume Antofagasta es desalinizada y, en 2020, será la primera ciudad de latinoamérica en que el 100% de sus habitantes usará agua desalinizada del mar.

Por otra parte, la demanda energética de la minería ha impulsado importantes proyectos de energías renovables, especialmente en el desierto de Atacama que posee la más alta radiación del planeta y donde se encuentran las mayores operaciones y reservas de cobre y litio del mundo. Con una inversión de 350 millones de dólares, la central eléctrica El Romero Solar, con 777.000 paneles solares en 280 hectáreas y una capacidad de 200 MW, será la planta de energía fotovoltaica más grande de Latinoamérica y una de las diez mayores del mundo. Los excedentes de producción de estos proyectos de energías renovables, que ya explican el 19% de la generación eléctrica del país, impulsaron también la interconexión de los sistemas eléctricos del norte y centro del país que se acaba de lograr, con una capacidad de transmisión de 1.500 MW a través de sus 1.355 torres de alta tensión construidas especialmente.

La anomalía que persiste en la minería chilena es el 100% de propiedad estatal de Codelco. Como Codelco produce hoy solo un 27% del total de la producción de cobre de Chile y representa solo un 13% del total de divisas generadas por las exportaciones, es razonable emprender una privatización gradual que incorpore capital, gestión y vigilancia privada.

Vemos levantarse en el horizonte un nuevo boom minero. Se estima que el 2025 los autos eléctricos demandarán el 65% del litio y el 5% del cobre mundial. Según el US Geological Survey, Chile posee el 40% de las reservas mundiales de litio y el 30% de las de cobre, siendo el número uno del mundo en ambos minerales. Los autos eléctricos requieren 4 veces más cobre que uno convencional (80 kilos en lugar de 20). En 2016, de los 100 millones de autos fabricados en el mundo, 1 millón fueron eléctricos. Estos autos incorporan $1.000 dólares en baterías de litio. Para 2030, se estiman 25 millones de autos eléctricos que requerirán $25.000 millones de dólares en litio. El aumento de la demanda ya duplicó el precio de $4.500 dólares la tonelada en 2013 a $9.000 en diciembre 2017. Si Chile solo mantuviera su participación de mercado actual de 40% en la producción de litio, las exportaciones de litio alcanzarían a $10.000 millones de dólares, y la minería del litio se convertiría en la industria chilena más importante después del cobre.

Cabe destacar que el “espíritu de Deng” (ver pag. 35) sigue reinando en China y Xi Ping esta empeñado en un proyecto de una China nueva anclada en un acelerado crecimiento económico, lo que es una buena noticia para la demanda de cobre y litio.

Para aprovechar óptimamente este momento estelar, es cada vez más urgente realizar las reformas estructurales que hemos delineado en nuestro proyecto Chile 3.0.

Para Segunda Lectura

Aylwin y la Ley Minera

[Nota EyS. Este resumen del programa de TV “Década 90”  de diciembre de 1988 fue publicado en el diario La Segunda. Este texto comprueba que a 15 meses de asumir como Presidente de la República, Patricio Aylwin consideraba “inconstitucional” la Ley Minera de 1981. Si la hubiera derogado al iniciar su gobierno, no existiría minería privada en Chile y, por cierto, la economía no habría crecido al 7% durante la década del 90. Es muy posible que la defensa vigorosa de la ley por diversas personas y organizaciones disuadió al futuro mandatario de iniciar ese camino. Es preciso celebrar esa decisión del presidente Aylwin pues fue la mejor para Chile. Pero la verdad histórica obliga a destacar la notoriamente equivocada postura que tenía la Concertación ad portas de asumir el gobierno del país. Que seis gobiernos desde 1990 no le hayan cambiado una coma a la Ley Minera es otra demostración de su conveniencia para Chile].

 

 

 

 

 

 

 

 

Extracto, diario La Segunda, 26 de diciembre de 1988:
 

      Una controversia respecto de la situación legal de la propiedad minera trabaron, en el último programa “Década 90” de Canal 11, el Presidente de la Democracia Cristiana, Patricio Aylwin, y el ex ministro de Minería, José Piñera.
 

Al pedírsele su opinión sobre la posición de la DC ante la propiedad minera, Aylwin dijo:

 

“Yo participo de la tesis que establece la propia Constitución Política, de que el Estado tiene un derecho real de dominio eminente sobre las sustancias mineras. Y no creo que la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras -que de hecho otorga una verdadera propiedad en las sustancias mineras- sea realmente compatible con el concepto clásico que en Chile existió sobre esta materia y con el propio texto constitucional".

Ante esto José Piñera planteó lo siguiente:

 

“La Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras fue aprobada por el Tribunal Constitucional y por unanimidad. Es el mismo Tribunal que ha sido tan importante en los recientes eventos políticos. Por lo tanto, es absolutamente constitucional. Protege el derecho de propiedad de miles de mineros. Si Ud. no comparte esto, eso sería extremadamente grave. Porque Chile es un país minero con enormes riquezas. Estamos viendo cómo hay una explosión minera en todo el país, como hay empresas mineras chilenas y extranjeras explorando el norte, el sur; mucho más allá del cobre, en busca de plata, oro, zinc. Creo que entrar a debilitar el derecho de propiedad de la minería sería gravísimo".

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