El fallo Madrid:
La Hoguera de los Inocentes
En enero de 1982 asistí al funeral de Eduardo Frei Montalva (EFM). Diez años antes, el expresidente me había honrado visitando mi departamento de estudiante de Harvard en Cambridge. En esos años desarrollamos una cierta amistad que me permitió comprobar su extraordinaria calidad humana, su cultura humanista y su acendrado amor por Chile.
Ya de regreso en Chile en 1975 para ayudar a la reconstrucción del país, intenté convencer a EFM de la conveniencia del nuevo modelo económico de libre mercado que lideraba su ex vicepresidente del Banco Central, Jorge Cauas. Siempre me escuchó con interés, pero significaba un giro copernicano demasiado radical para los hombres de su generación. Sin embargo, las ideas tienen consecuencias y es un hecho que su postura frente a las grandes reformas liberales fue contenida y moderada.
El mismo EFM decidió someterse, a los 70 años, a una operación que la Clínica que él prefería, INDISA, consideró de “alto riesgo” y negó su permiso a que se operara allí (ver artículo de Álvaro Covarrubias en el Dossier). Tras una primera operación del doctor Augusto Larraín se complica su estado, se escoge al doctor Patricio Silva Garín para una nueva operación y, finalmente, muere en enero de 1982 en su pieza de la Clínica Santa María en Santiago. Su yerno (casado por 50 años con Isabel Frei) y amigo, el doctor Juan Pablo Beca, a quien pide consejo antes de operarse y que estuvo presente en las dos desesperadas operaciones que se le hicieron para intentar contener una infección generalizada, declaró ante el juez: “Tengo la absoluta convicción de que su muerte se debió a una complicación médica” (ver en el Dossier su completo testimonio judicial). Durante sus 10 años de gobierno (1990-2000), los presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei R-T (su hijo) jamás realizaron acción alguna que pusiera en duda esta verdad médica.
Sorpresivamente, el 7 de diciembre del 2009 (a solo una semana de la elección presidencial en la cual Frei R-T era candidato) el juez Alejandro Madrid emitió un procesamiento que acusaba al doctor Silva (exsubsecretario de Salud nombrado por el mismísimo expresidente) de ser autor del asesinato de EFM y a otros tres doctores de ser cómplices y encubridores. Y, en enero del 2019, a los 37 años de la muerte de EFM, el juez Madrid emite su fallo de primera instancia condenándolos por “homicidio” y al mismo tiempo descartando toda conspiración, premeditación y envenenamiento en la muerte de EFM (ver artículo de Julio Chiappini en el Dossier).
Tras leer y estudiar el inmenso fallo de 811 páginas del juez Madrid, he llegado al convencimiento de que se está cometiendo una gran injusticia. Por otra parte, sería grave para la economía y para el país si se comprobara que la presión política puede alterar los fallos judiciales, incluso al costo de condenar inocentes.
Desentrañando el fallo, se comprueba que una multitud de médicos, todos escogidos y de confianza de la familia Frei, participaron en la operación. Como cirujanos, los doctores Patricio Silva Garín (fs. 220) y Eduardo Weinstein (fs. 160). Como observadores en el quirófano, los médicos Juan Pablo Beca (fs. 18.041), Ramón Valdivieso (fs. 18.041), Alejandro Goic (fs. 160) y Sergio Valdés (fs. 28). Como asesores, los médicos Patricio Rojas Saavedra (fs. 18.041), Juan Luis González (fs. 18.041) y Rodrigo Hurtado (ver artículo de José Tomás Gazmuri en el Dossier). Ninguno denunció en 1982 el más mínimo indicio de un crimen. Como acusó el exjuez de la Corte Suprema, Patricio Valdés, en una entrevista: “¿En qué parte del fallo está el concierto, la reunión, el plan de estos médicos para en esa segunda intervención atentar contra el expresidente? Entonces lo que el juez Madrid nos dice es que en el momento que lo estaban operando se les ocurrió matarlo” (La Tercera, 10.2.19).
Es todo tan absurdo que Ascanio Cavallo, entonces decano de Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez, escribió tras el procesamiento del 2009 una columna titulada “Una bomba que estalla en la DC”, en la que revela su escepticismo de que haya existido un crimen y alerta que, de seguir la extraña lógica del fallo, la conspiración para asesinar a EFM habría ocurrido dentro de la Democracia Cristiana (ver Dossier, junto a otras recientes columnas de Cavallo).
El terrible “Affaire Dreyfus” avergonzó a Francia a fines del siglo 19 hasta que su Corte Suprema tuvo el coraje de corregir una gran injusticia y declarar inocente al prisionero de la Isla del Diablo. Si los jueces de la Corte de Apelaciones y de la Corte Suprema de Chile revierten el fallo tan claramente injusto del juez Madrid, salvarán el honor del Poder Judicial y le devolverán la vida y la dignidad a seis chilenos, cuatro de ellos médicos, que por diez años han sido atormentados en una verdadera hoguera de los inocentes.
1º de abril, 2019