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Tribuna

Economía y Sociedad № 99
Abril - Junio 2019

“¡Yo Acuso!”

Flagpole Magazine (11.2.98)

El mejor artículo de prensa de todos los tiempos fue escrito por Émile Zola, el gran novelista francés, y se publicó en “L’Aurore” el jueves 13 de enero de 1898. Escrito como carta abierta al presidente de Francia, el artículo de 4.000 palabras, titulado “J’Accuse...!”, es considerado una obra maestra de la polémica. Ningún otro artículo de prensa ha provocado tal controversia y debate público o tan alto impacto en la sociedad, en la justicia y en las leyes.

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La publicación del artículo de Zola fue un punto de inflexión en el caso Dreyfus que por 12 años atormentó a Francia. El caso Dreyfus surgió en 1884 a raíz de la detención y convicción por traición del capitán Alfred Dreyfus, judío, oficial de artillería del ejército Francés. Dreyfus, que era completamente inocente, sufrió un injusto juicio por la Corte Marcial. 

Para condenar a Dreyfus, la Corte se basó en documentos supuestamente incriminatorios, que no fueron conocidos por Dreyfus, y que fueron entregados secretamente a la Corte una vez que los jueces se habían retirado a redactar el veredicto. La Corte condenó a Dreyfus a cadena perpetua y a la expulsión del ejército. Entre 1895 y 1899, Dreyfus fue encarcelado en la Isla del Diablo (Guayana Francesa). 

Al momento del arresto y juicio, los oficiales del ejército a cargo del juicio realmente pensaban que Dreyfus era culpable de traición. Pero en 1896 ya sabían que habían cometido un error catastrófico. Sin embargo, altos oficiales del ejército francés, temerosos de la vergüenza que sufrirían si se hacía pública la injusticia cometida con Dreyfus, diseñaron un plan de encubrimiento que incluyó mentir bajo juramento, falsificar documentos y obstruir la acción de la justicia. 

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Capitán Alfred Dreyfus

Los conspiradores, incluidos ocho generales, protegieron y ayudaron al comandante Ferdinand Esterhazy, oficial de ejército, aún sabiendo que él había cometido la traición por la cual habían condenado a Dreyfus. 

“J’Accuse...!” fue publicado dos días después que otra Corte Marcial, como parte del encubrimiento, absolvió a Esterhazy.

El artículo de Zola explicó detalladamente cómo se construyó la condena a Dreyfus de un crimen que no había cometido; mostró que el verdadero culpable era Esterhazy; reveló la inmensidad del encubrimiento; nombró a los oficiales responsables del encubrimiento y los acusó de cometer “una de las más grandes injusticias del siglo”. Acusó también al tribunal que condenó a Dreyfus de “sentenciar sobre la base de documentos secretos” y acusó al tribunal que absolvió a Esterhazy que por “obedecer órdenes…absolvió, a sabiendas, a un hombre culpable”.

Una de las frases memorables del artículo de Zola es “la verite est en marche et rien ne l'arretera” (la verdad está en marcha y nada puede detenerla). Al escribir el artículo, Zola tenía dos objetivos en mente. Primero, entregar al público una visión suscinta y potente de los hechos que rodeaban al caso Dreyfus para movilizar a la opinión pública en favor de él. Segundo, Zola esperaba provocar que las autoridades lo llevaran a un juicio donde él podría presentar nueva evidencia respecto de la inocencia de Dreyfus y la culpabilidad de Esterhazy. Zola logró ambos objetivos.

“J’Accuse...!” fue un éxito instantáneo que electrificó a Francia y estimuló un cambio gradual pero inexorable de la opinión pública en favor de Dreyfus. También logró atraer la atención mundial sobre el caso.

Tres semanas después de publicar el artículo, las autoridades iniciaron un juicio criminal contra Zola. Los fiscales centraron la acusación en la frase del artículo en que Zola señaló que el tribunal que absolvió a Esterhazy lo hizo por instrucciones superiores, sabiendo que era culpable. Las autoridades pretendían así silenciar a un hombre valiente que se atrevió a revelar públicamente una monumental injusticia contra un soldado inocente. El juicio criminal contra Zola duró dos semanas y fue cubierto por centenares de reporteros de todo el mundo.

A pesar que la evidencia mostrada en el juicio dejaba claro que Esterhazy era el traidor y no Dreyfus, y que el ejército estaba encubriendo la verdad, Zola fue condenado a un año de cárcel. 

Para evitar la prisión, Zola huyó a Londres donde vivió cerca de un año y regresó a París en junio de 1899, poco después que una Corte de Apelaciones revirtió la condena a Dreyfus y ordenó un nuevo juicio. También la Corte anuló la sentencia a Zola, cuyo apoyo a Dreyfus lo dejó en la ruina económica.


En el nuevo juicio de 1899, ocurrió el absurdo que Dreyfus fue nuevamente condenado. Pero la Corte Suprema de Francia intervino y anuló la injusta condena a Dreyfus y lo declaró formalmente inocente. El ejército reincorporó con honores a Dreyfus y lo condecoró con la Legión de Honor. Ninguno de los oficiales encubridores fue juzgado.

El caso Dreyfus concluyó solemnemente el 21 de julio de 1906 cuando Dreyfus fue honrado con una parada militar. Zola no estaba. El murió en 1902 en su casa en París, asfixiado por el humo de su chimenea. Dreyfus asistió a los funerales de Zola en el cementerio de Montmartre de París. 

El 4 de junio de 1908, los restos de Émile Zola fueron transferidos a la galería de honor del Panteón, donde los grandes ciudadanos franceses están enterrados. Dreyfus asistió a la solemne ceremonia.

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