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Documentos históricos

Economía y Sociedad № 97
Octubre - Diciembre 2018

Tiempo para elegir

Por Ronald Reagan (Presentación de Barry Goldwater, Convención Nacional Republicana, 27 de octubre de 1964)

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Voy a hablar de asuntos controvertidos. No pido perdón por ello. Es hora de que nos preguntemos si todavía recordamos las libertades que los Padres Fundadores quisieron para nosotros. James Madison dijo que “basamos todos nuestros experimentos en la capacidad de la humanidad para el autogobierno”.

 

Nos han dicho que debemos escoger entre izquierda y derecha, pero yo les sugiero que solo existe arriba y abajo. Arriba está el sueño antiguo del hombre de la máxima libertad individual posible manteniendo el orden, y abajo el hormiguero del totalitarismo.  Aquellos que sacrificarían la libertad por la

seguridad se han embarcado en ese camino descendente. Plutarco advirtió que “el verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquel que reparte botines, donaciones y regalos”.

 

Los Padres Fundadores sabían que un gobierno no puede controlar la economía sin controlar a la gente. Y sabían que el gobierno debe usar la fuerza y la coerción para lograr su objetivo. Ha llegado el tiempo para elegir. Los servidores públicos dicen, siempre con la mejor de las intenciones, “qué gran servicio podríamos prestar si tan sólo tuvieran un poco más de dinero y un poco más de poder”. Pero la verdad es que, fuera de su función legítima, el gobierno no hace nada tan bien ni tan económicamente como el sector privado.

 

Necesitamos reformas impositivas que marquen para nuestros hijos el comienzo de la restauración del sueño americano de que la riqueza no se niega a nadie; que cada individuo tiene el derecho a volar tan alto como su fuerza y habilidad le permitan. Pero no tendremos tales reformas mientras nuestra política fiscal sea diseñada por gente que ve los impuestos como medios para lograr cambios en nuestra estructura social.

 

¿Tenemos el coraje y la voluntad de encarar la inmoralidad y discriminación de los impuestos progresivos, y exigir el regreso al tradicional impuesto proporcional? La libertad nunca ha sido tan frágil. ¿Tenéis la voluntad de dedicar tiempo a estudiar estos asuntos, a ser conscientes de los problemas y luego trasmitir esta información a vuestra familia y amigos? ¿Resistiréis la tentación de recoger las migajas del gobierno? 

 

Debéis reconocer que la invasión del poder público es un asalto a vuestros propios asuntos. Si alguien entre vosotros teme mantenerse firme por miedo a las represalias del gobierno, debe reconocer que está alimentando al cocodrilo que lo devorará.

 

Si todo esto parece demasiado, pensad en lo que está en juego. Tenemos enfrente al peor enemigo que la humanidad ha conocido en su largo camino desde los pantanos hacia las estrellas. No puede haber seguridad en ningún lugar del mundo libre si no hay estabilidad fiscal y económica dentro de los Estados Unidos. Aquellos que nos piden entregar nuestra libertad a cambio de  la ilusión del Estado del Bienestar son los arquitectos de una política débil.

 

Dicen que el mundo se ha tornado demasiado complejo para tener respuestas sencillas. Están equivocados. Debemos tener el coraje de hacer aquello que sabemos que es moralmente correcto. Winston Churchill dijo que “el destino del hombre no se mide por cálculos materiales. Cuando las grandes fuerzas se mueven en el mundo, es cuando averiguamos que somos espíritu, no animales”.

 

Tenemos un encuentro con el destino. Debemos legar a nuestros hijos la última gran esperanza del hombre en la tierra, o los sentenciaremos a una travesía de miles de años de oscuridad. Si fracasamos, al menos nuestros hijos y nietos dirán de nosotros que justificamos nuestro breve paso por este mundo. Porque hicimos todo lo posible.

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