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Tribuna

Economía y Sociedad № 106

Enero - Marzo 2021

Cómo se creó el sistema de capitalización en Polonia

Por Krzysztof Ostaszewski, economista polaco, director del Programa Actuarial de Illinois State University

(Nota EyS. La presión de la Comisión de la Unión Europea por mostrar mejores cuentas fiscales, al precio de aumentar el pasivo pensional no declarado del Estado, obligó el 2014 al gobierno de Donald Tusk a reducir la tasa de cotización al sistema de cuentas individuales de 7,3% a 2,3% y a otros ajustes en esa dirección. A diferencia de Argentina, que expropió los fondos de pensiones en un solo acto, los políticos en Polonia continúan reduciendo el pilar de capitalización para incrementar los ingresos fiscales en detrimento de los ahorrantes y de un crecimiento económico liderado por el sector privado. Para un análisis de este tema ver el estudio de Rodrigo Acuña et al (FIAP, septiembre 2020)  “Reversiones. Mientras Europa avanza hacia la capitalización individual, en América Latina algunos proponen volver al reparto” ).

Con la caída del comunismo en 1989, Polonia inició el largo camino de liberalizar la economía, privatizar las empresas estatales quebradas y racionalizar el funcionamiento de un Estado socialista decrépito. Las tiendas se llenaron, el desempleo cayó y la moneda polaca, el zloty, aumentó su valor a niveles no vistos desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Pero las reformas estaban incompletas. El sistema de pensiones de reparto estaba quebrado. Polonia necesitaba a la madre de todas las reformas, al sistema de capitalización para las pensiones.


 

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En 1991, el presidente del Instituto de Seguridad Social, Wojciech Topinski, contactó a José Piñera, creador del sistema de pensiones de capitalización en Chile para conocer y aprender de esta experiencia pionera.  Incluso viajó a Santiago para entrevistarse con el reformador chileno y conocer la operación del sistema en terreno. De regreso, Topinski le regaló al presidente de Polonia, Lech Walesa, el libro “El Cascabel al Gato” dedicado especialmente por José Piñera al héroe de Danzig, libro que describe la epopeya de la reforma a las pensiones en ese país.

 

Andrzej Sadowski, un joven abogado que había organizado los primeros centros estudiantiles que lucharon contra el régimen comunista, fundó en 1989 en Varsovia el Centro de Investigación Adam Smith, un think tank para promover las ideas de libertad económica, que se convirtió en el más influyente centro de pensamiento de la libertad en Polonia. Sadowski comprendió de inmediato que introducir la capitalización era lo que necesitaba Polonia para romper radicalmente con el legado comunista y consolidar la naciente economía de libre mercado.

 

Fue un día de verano, el 8 de junio de 1995, en un Centro de Convenciones situado en el corazón del histórico Distrito Real, cuando tuve la primera oportunidad de ver a José Piñera en acción. Ese día, él fue el orador principal en una conferencia organizada por el Centro Adam Smith titulada “Reforma a las pensiones: un prerequisito para el crecimiento”. En un claro y apasionado discurso, enfatizó el concepto de capitalización individual de los ahorros que se invierten en la economía y aumentan el crecimiento, generando un circulo virtuoso que beneficia a todos. Mostró su propia libreta de ahorro para destacar que la capitalización individual convierte a los trabajadores en pequeños capitalistas, beneficiándolos a lo largo de los años con el enorme poder del interés compuesto.

 

Fue tal el impacto de esta conferencia que el Centro Adam Smith tradujo al polaco el libro “El Cascabel al Gato: la batalla por la reforma del sistema de pensiones” con el titulo “Bez” (“Ahora”) (ver recuadro). En el libro, José Piñera explica en detalle cómo se creó el sistema, enfrentando a poderosos intereses creados, para liberar a los chilenos de las injusticias y la arbitrariedad del Estado en las pensiones. Y para crear un mundo nuevo que diera a cada chileno la oportunidad de capitalizar sus propios ahorros para la vejez, aprovechando el poder del interés compuesto en el largo plazo. El profesor Wladyslaw Wilczynski, quien presentó el libro, concluyó: “deberíamos aprender de los chilenos”.

 

La influencia de los escritos y presentaciones de José Piñera en Polonia fueron determinantes para que el Ministerio del Trabajo formara un grupo dedicado exclusivamente a proponer una reforma a las pensiones inspirada en el modelo chileno. En 1998, con el aporte del Centro Adam Smith, este equipo presentó al Congreso polaco un proyecto de ley de reforma de las pensiones. Y el 1º de abril de 1999 fue el día en que los trabajadores polacos colocaron sus primeros ahorros en el nuevo sistema de capitalización.

 

La introducción en Polonia del sistema de capitalización permitió a los trabajadores polacos ahorrar en cuentas individuales administradas por empresas privadas especializadas. De esta manera, los trabajadores se benefician de los retornos de las inversiones que realizan 19 administradoras de los fondos, la mayoría de ellas en alianza con inversionistas extranjeros.

 

La reforma estableció que los trabajadores menores a 30 años debían ingresar al sistema de capitalización; los trabajadores entre 30 y 50 años podían elegir cambiarse al nuevo sistema o permanecer en el sistema de reparto estatal, y los mayores de 50 debían quedarse en el antiguo sistema. Antes de la reforma, el impuesto al trabajo era de 45% de la remuneración. Después de la reforma, el 7,3% de la remuneración se convirtió en un aporte a la cuenta individual de ahorro de cada trabajador y la cotización para el antiguo sistema disminuyó a 29,7%. Ya en 2005, de un total de 13 millones de trabajadores elegibles, 11,6 millones habían optado por el nuevo sistema de capitalización.

 

En sus primeros años, el sistema de capitalización generó rentabilidades de 7% real anual, impresionantes para una economía que recién se recuperaba del embate comunista. El sistema liberó a los trabajadores de la arbitrariedad de los políticos y de la corrupción del sistema de reparto y creó una vinculación directa entre las contribuciones y los beneficios.

 

El nuevo sistema impulsó al mercado de capitales que se modernizó para cumplir con los altos estándares de inversión de las administradoras del sistema de capitalización. También obligó a mejorar la calidad de la regulación estatal sobre los mercados de valores lo que permitió una expansión sin precedentes del mercado de capitales que facilitó la integración de este con aquel de la Unión Europea, a  la cual Polonia se incorporó en 2004.

 

Asimismo, aceleró la privatización de las empresas estatales y fomentó la expansión de las empresas privadas que ahora accedían a financiamiento de los propios trabajadores polacos, en una extraordinaria simbiosis que benefició a toda Polonia.

 

Hasta 2014, en que se lo debilitó por razones políticas, el sistema de capitalización había impulsado el desarrollo de Polonia, beneficiado a sus trabajadores y colaborado en la transición de Polonia hacia una economía de  mercado y hacia una sociedad libre.

¡Aprendamos de los chilenos!

Por Waclaw Wilczynski, economista polaco, miembro de la Academia Económica de Poznan

(Introducción a la versión en polaco del libro “El Cascabel al Gato” de José Piñera, publicado en Polonia en 1996; Extracto).

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Este libro de José Piñera ayudará a los lectores a rechazar la falsa ideología socialista que pretende convertir a los ciudadanos en sirvientes del Estado. Su tema fundamental es cómo crear un sistema de capitalización para las pensiones basado en la libertad y en el respeto de los derechos, deberes y responsabilidades individuales propias de una sociedad libre.

 

El libro explica cómo un sistema de capitalización para las pensiones convierte a los trabajadores en pequeños capitalistas, acelera el crecimiento económico, incrementa el capital disponible para invertir y fortalece así el desarrollo económico y social del país.

Su tesis está vinculada a cómo transformar una economía socialista centralizada en un capitalismo democrático basado en la libertad y en la economía de mercado. Piñera escribió un verdadero tratado contra la demagogia del Estado de Bienestar.

 

Debemos luchar por un sistema de pensiones al estilo chileno porque es una gran oportunidad para mejorar el estándar de vida de la actual y de las futuras generaciones polacas. No podemos perder esta oportunidad.

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