(En junio de 1996, el parlamentario laborista Frank Field, presidente del “Comité de Seguridad Social” de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, invitó a José Piñera a presentar un testimonio ante los miembros de su Comité. Tres meses después, una delegación de ese Comité visitó Chile por una semana para conocer a fondo el sistema de capitalización. Compartimos aquí un extracto de la notable columna que escribió en ese momento Boris Johnson en el Daily Telegraph el 17 de septiembre de 1996. Es interesante destacar lo que sucedió después. En marzo de 1997, Peter Lilley, ministro de Seguridad Social del gobierno conservador, anunció que el Reino Unido introduciría el sistema de capitalización con cuentas individuales. El Financial Times la llamó “la reforma más radical del Estado de Bienestar desde la Segunda Guerra Mundial” y el Wall Street Journal publicó un destacado editorial de apoyo el 26.4.97. Sin embargo, el primer ministro John Major convocó a elecciones adelantadas y las perdió, con lo cual el modelo chileno no pudo ser “importado” a Gran Bretaña en ese momento. Ahora que el entonces columnista del Daily Telegraph es el primer ministro del Reino Unido, quizá viene una segunda oportunidad).
No hay inversión más atractiva para el Reino Unido que la expedición a Chile del Comité de Seguridad Social del Parlamento. Se trata de algo mucho mejor que el vino Undurraga que importamos desde Chile: su sistema de capitalización.
Tarde o temprano, en una forma u otra, importaremos el modelo chileno, cuyo creador, el economista Dr. José Piñera, estuvo recientemente en Londres explicándolo. El sistema de reparto inglés, en que los actuales trabajadores pagan con impuestos las pensiones de los jubilados, genera dos grupos antagónicos: jubilados presionando por mayores pensiones y trabajadores pidiendo menos impuestos.
En el sistema chileno el aporte del 10% del salario no es para el Estado, sino para una cuenta de ahorro personal que administran empresas privadas especialistas en gestión de inversiones. El Gran Hermano no puede acceder a esos fondos. El dinero es del trabajador. Y cada trabajador tiene la información precisa de sus fondos.
Muy diferente a la promesa vaga que tenemos en Gran Bretaña de que el Estado nos pagará algún monto en el futuro, siempre sujeto a los vaivenes políticos y a las restricciones presupuestarias. Además, los chilenos pueden elegir cuándo jubilar, ya sea a partir de una cierta edad o de cuando tengan fondos suficientes para financiar una pensión mínima.
Como explica el Dr. Piñera, el sistema de capitalización convierte a todos los trabajadores en propietarios.
Los beneficios del sistema también alcanzan a la economía como un todo ya que sostiene un crecimiento de 7% anual con una tasa de ahorro de 27%. Las administradoras de los fondos de pensiones de los chilenos están sujetas a una estricta regulación que las obliga a diversificar las inversiones para proteger los ahorros de los trabajadores y aspirar también a mejores rentabilidades en Chile y en los mercados mundiales. Es también destacable que el sistema chileno contempla un aporte fiscal para alcanzar una pensión mínima para aquellas personas que tuvieron dificultades en ahorrar lo suficiente.
Este novel sistema de capitalización diseñado en Chile puede funcionar en Gran Bretaña, adaptándolo a nuestras características particulares. Aliviaría fuertemente la pesada carga estatal británica que impide destinar recursos a otros fines productivos. Y como dice su creador, restituye la conexión natural entre el esfuerzo y la recompensa.