
Economía y Sociedad
Capitalización. La revolución chilena que recorre el mundo
Noviembre 2025
Polonia
Por Krzysztof Ostaszewski, economista polaco, director del Programa Actuarial de Illinois State University (1995)
Con la caída del comunismo en 1989, Polonia inició el largo camino de liberalizar la economía, privatizar las empresas estatales quebradas y racionalizar el funcionamiento de un Estado socialista decrépito. Las tiendas se llenaron, el desempleo cayó y la moneda polaca, el zloty, aumentó su valor a niveles no vistos desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Pero las reformas estaban incompletas. El sistema de pensiones de reparto estaba quebrado. Polonia necesitaba a “la madre de todas las reformas”, a un sistema de capitalización para las pensiones.
En 1991, el presidente del Instituto de Seguridad Social, Wojciech Topinski, contactó a José Piñera, creador del sistema de pensiones de capitalización en Chile para conocer y aprender de esta experiencia pionera. Incluso viajó a Santiago para entrevistarse con el reformador chileno y entender la operación del sistema en terreno. De regreso, Topinski le regaló al presidente de Polonia, Lech Walesa, el libro “El Cascabel al Gato” dedicado especialmente por José Piñera al héroe de Danzig, libro que describe la epopeya de la reforma a las pensiones en ese país.
Andrzej Sadowski, un joven abogado que había organizado los primeros centros estudiantiles que lucharon contra el régimen comunista, fundó en 1989 en Varsovia el Centro de Investigación Adam Smith, un think tank para promover las ideas de libertad económica, que se convirtió en el centro de pensamiento sobre libertad más influyente en Polonia. Sadowski comprendió de inmediato que introducir la capitalización era lo que necesitaba Polonia para romper con el legado comunista y consolidar la naciente economía de libre mercado.
Fue un día de verano, el 8 de junio de 1995, en un Centro de Convenciones situado en el corazón del histórico Distrito Real, cuando tuve la primera oportunidad de ver a José Piñera en acción. Ese día, él fue el orador principal en una conferencia organizada por el Centro Adam Smith titulada “Reforma a las pensiones: un prerrequisito para el crecimiento”. En un apasionado discurso, enfatizó el concepto de capitalización individual de los ahorros que se invierten en la economía y aumentan el crecimiento, generando un circulo virtuoso que beneficia a todos. Mostró su propia libreta de ahorro para destacar que la capitalización individual convierte a los trabajadores en pequeños capitalistas, beneficiándolos a lo largo de los años con el enorme poder del interés compuesto.
Fue tal el impacto de esta conferencia que el Centro Adam Smith tradujo al polaco el libro “El Cascabel al Gato: la batalla por la reforma del sistema de pensiones” con el título Bez (“Ahora”). En el libro, José Piñera explica en detalle cómo se creó el sistema, enfrentando a poderosos intereses creados, para liberar a los chilenos de las injusticias y arbitrariedades del Estado en materia previsional. Y para crear un mundo nuevo que diera a cada chileno la oportunidad de capitalizar sus propios ahorros para la vejez, aprovechando el poder del interés compuesto en el largo plazo. El profesor Wladyslaw Wilczynski, quien presentó el libro, concluyó: “deberíamos aprender de los chilenos”.
La influencia de los escritos y presentaciones de José Piñera en Polonia fueron determinantes para que el Ministerio del Trabajo formara un grupo encargado de proponer una reforma a las pensiones inspirada en el sistema chileno. En 1998, con el aporte del Centro Adam Smith, este equipo presentó al Congreso polaco un proyecto de ley de reforma de las pensiones. Y el 1 de abril de 1999 marcó el día en que los trabajadores polacos colocaron sus primeros ahorros en el nuevo sistema de capitalización.
La introducción en Polonia del sistema de capitalización permitió a los trabajadores polacos ahorrar en cuentas individuales administradas por empresas privadas especializadas. De esta manera, los trabajadores se benefician de los retornos de las inversiones que realizan 19 administradoras de los fondos, la mayoría de ellas en alianza con inversionistas extranjeros.
La reforma estableció que los trabajadores menores a 30 años debían ingresar al sistema de capitalización; los trabajadores entre 30 y 50 años podían elegir cambiarse al nuevo sistema o permanecer en el sistema de reparto estatal, y los mayores de 50 debían quedarse en el antiguo sistema. Antes de la reforma, el impuesto al trabajo era de 45% de la remuneración. Después de la reforma, el 7,3% de la remuneración se convirtió en un aporte a la cuenta individual de ahorro de cada trabajador y la cotización para el antiguo sistema disminuyó a 29,7%. Ya en 2005, de un total de 13 millones de trabajadores elegibles, 11,6 millones habían optado por el nuevo sistema de capitalización.
En sus primeros años, el sistema de capitalización generó rentabilidades de 7% real anual, impresionantes para una economía que apenas se recuperaba del embate comunista. El sistema liberó a los trabajadores de la arbitrariedad de los políticos y de la corrupción del sistema de reparto, y creó una vinculación directa entre las contribuciones y los beneficios.
El nuevo sistema impulsó al mercado de capitales que se modernizó para cumplir los altos estándares de inversión de las administradoras del sistema de capitalización. También obligó a mejorar la calidad de la regulación estatal sobre los mercados de valores lo que permitió una expansión sin precedentes del mercado de capitales que facilitó su integración con el de la Unión Europea, a la cual Polonia se incorporó en 2004.
Asimismo, aceleró la privatización de las empresas estatales y fomentó la expansión de las empresas privadas que ahora accedían a financiamiento de los propios trabajadores polacos, en una extraordinaria simbiosis que benefició a toda Polonia.
Hasta 2014, cuando fue debilitado por razones políticas, el sistema de capitalización había impulsado el desarrollo de Polonia, colaborado en la transición de Polonia hacia una economía de mercado y una sociedad libre y beneficiado a sus trabajadores.

“Es especialmente importante que los polacos lean este libro, y conozcan el éxito espectacular de la experiencia chilena, que demuestra la superioridad de la economía de mercado sobre la gestión centralista y autoritaria del Estado”.
Wladyslaw Wilczynski, profesor universitario y doctor en Economía
