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Sin Rodeos

Economía y Sociedad № 91
Mayo - Julio 2017

Los falsos revolucionarios

Por Oriana Fallaci, periodista

(Extracto de la “Carta abierta de una escritora a sus propios conciudadanos”, publicada en el diario Corriere della Sera el 6 de Noviembre, 2002, en vísperas de una marcha anti globalización).

Florentinos, mantengan su dignidad. No se mantengan inertes ni resignados, demuestren su desprecio. De manera pacífica y educada. Cierren sus tiendas. Cierren los restaurantes, los bares, los mercados. Cierren los teatros y las farmacias. Cierren todo, bajen las persianas, pongan el cartel que algunos hombres valientes pusieron en 1922 cuando los fascistas de Mussolini hicieron la Marcha hacia Roma: “Cerrado por duelo”. 

 

No les hablen a quienes quieren maltratar nuestros monumentos. Ni siquiera los miren. No respondan a sus provocaciones.

Ofrezcan al mundo el doloroso espectáculo de una ciudad violada, herida, traicionada, pero sin embargo orgullosa. Es posible que aquellos que suelen engañar con la palabra más violada del mundo, la palabra Paz, no devasten nuestra Florencia. Pero como quisieran hacerle a Florencia lo que ya le hicieron a Seattle, a Praga, a Montreal, a Niza, a Davos, a Quebec, a Goteborg, a Génova, a Barcelona. Pero no osarán romperle los genitales al David y al Biancone. No osarán romperle los brazos al Perseo de Cellini. Tal vez no osarán asaltar los bancos y los consulados y los cuarteles. 

 

Pero, sin embargo, no existe sólo esa violencia. También está la violencia que, alimentándose de cinismo, anda en busca del mártir para poder santificar el movimiento. La violencia del que lanza piedras o extintores en contra del carabinero aterrorizado. La violencia que, alimentándose de estupidez, ensucia con pinturas las fachadas de los antiguos palacios. Que quema los autos. Que ocupa las casas y los bancos y las fábricas, que destruye los diarios y las sedes de los movimientos políticos que se le oponen. 

 

Existe también la violencia moral, por Dios! Y es la violencia que se manifiesta con la demagogia, que se expresa con las amenazas y las intimidaciones. La violencia que aprovechándose de la ley, humilla la ley, la hace ridícula. La violencia que, sirviéndose de la democracia, ultraja la democracia, la quebranta. La violencia que aprovechándose de la libertad, mata la Libertad. 

 

Y esta violencia ya la están infligiendo a Florencia de manera descarada. Escandalosa. La están infligiendo por culpa de quienes, para mantener el poder, para ganar nuevos votos, les imponen el llamado “Foro Social”.

 

Que ignorando o fingiendo ignorar su patrimonio artístico, su vulnerabilidad, harán que invadan la ciudad una multitud de 200.000 personas, casi la mitad de los habitantes de Florencia. Que junto a la gente de buena fe dejarán entrar vándalos, a los cuales debemos las porquerías de los anteriores Foros Sociales.

 

Los falsos revolucionarios, los hijitos de papá, que viviendo con el dinero que le pasan sus padres o de quienes los financian, osan hablar de pobreza. De injusticia. Por Dios, no hay ningún político que tenga un poco de coraje? Alguien que diga lo que piensa. 

 

Así es florentinos, hemos quedado solos para defender nuestra dignidad. Solos, junto a aquellos pobres carabineros y policías que saldrán insultados, calumniados, maltratados. Esos pobres Cristos a los cuales los vándalos prometieron una "bala-para-cada-cabeza", y que por cinco días no tendrán ni siquiera el derecho de defenderse con la pistola. Ni de disparar al aire.

 

Por estas razones, florentinos, pongan en frente de sus tiendas el cartel “Cerrado por duelo”.

 

Expresémosles nuestro desprecio. Digo expresémosles porque en Florencia, en esos días, estaré también yo con ustedes.

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