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Economía y Sociedad

Capitalización. La revolución chilena que recorre el mundo

Noviembre 2025

Lituania

Por Luis Larraín (Libertad y Desarrollo, 12.11.11; Extracto)

El 9 de noviembre de 1989 el mundo contempló embelesado la caída del muro de Berlín. El Canciller Helmuth Kohl, que estaba de visita en Polonia, regresó de inmediato a su país, mientras sus anfitriones saltaban de alegría al enterarse de sus motivos. En Berlín, los alemanes que vivían a ambos lados del muro se abrazaban, felicitaban a los policías y vivían la emoción de liberarse de una tiranía cuyas primeras consecuencias se empezaron a vivir en Rusia en 1917. Así­ cayó el comunismo, que hoy día se practica solamente en los enclaves atrabiliarios y hereditarios que se mantienen en Cuba y Corea del Norte.

 

El fin de una utopía es precisamente lo que se celebraba en Nueva York el 9 de noviembre pasado. Con Vargas Llosa como orador central y en la ciudad más importante del país más libre del mundo.

 

En ese evento de celebración del Día de la Libertad auspiciado por la Atlas Foundation, con visitantes de todas partes del mundo, pudimos ver el brillo en los ojos de una muchacha lituana.

 

Ella nos contaba que a pocos meses de la caída del Muro, en 1990, sus padres juntando todos sus ahorros, viajaron a Washington a pedir ayuda para formar un centro de estudios libertario que participara en la venturosa etapa que venía para su país. Sumido en la pobreza, pero libre, comenzaba a dejar atrás la tiranía del comunismo.

 

Y nos comentaba también esta misma muchacha, agradecida, que su país Lituania había mirado con interés la experiencia de Chile en 1980. Convencieron entonces a José Piñera, que por esos años realizaba una admirable cruzada por el mundo contando acerca de las bondades de un sistema privado de pensiones con capitalización individual, para que los asesorara en su reforma de las pensiones.

 

Gracias a ello, aseguraba, hoy día Lituania se había escapado del doloroso destino de Grecia, de Portugal, de Italia y de tantos países europeos que por mantener sistemas de pensiones de reparto, basados teóricamente en la solidaridad, habían quebrado las arcas fiscales sumiendo a sus países en una crisis de incierta duración y consecuencia para toda su población.

 

Cuando uno escucha a algunos confundidos en Chile que porque oscila y cae por unos meses el valor de los fondos de pensiones hay que volver a una previsión estatal, no puede dejar de pensar en lo que dijo en esa misma cena el ex ministro de Finanzas de Polonia, país que también reformó sus pensiones, privatizó y es uno de los más dinámicos de Europa. La gran lección es que con la derrota del comunismo no termina la batalla por la libertad

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