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Cuarta época

Economía y Sociedad
29 de Diciembre 1998

Explosión del gasto fiscal

Por José Piñera

El origen del durísimo ajuste que está viviendo el país se encuentra en la expansión del gasto público por encima del crecimiento económico durante toda esta década. Si bien este proceso ha sido propuesto por el gobierno y aprobado por una confundida oposición, sus verdaderos motores son una infinidad de intereses electorales y sectoriales que no tienen contrapeso en una sociedad civil sin fortaleza ni liderazgos. El exceso de gasto, y su contrapartida, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, ha elevado a niveles altísimos la tasa de interés, provocando una caída en picada de la actividad económica en el segundo semestre, con sus secuelas de creciente desempleo y morosidad.

La responsabilidad interna por la crisis la demuestra el hecho de que, pese a la caída del precio del cobre, los términos de intercambio estimados para 1998 son similares a los de 1990-91, cuando el déficit en cuenta corriente fue, en promedio, de 1% del PIB (versus el 7% este año).

Quien fuera economista jefe del Banco Central en el período 1991- 95, Rodrigo Vergara, concluye en un estudio del CEP: "la década de los 90 ha sido una de exceso de gasto. Si en la segunda mitad de los 80 se creció con austeridad en el gasto, en los 90 ha sucedido exactamente lo contrario". Lo mismo sostuvo tempranamente el economista Juan Andrés Fontaine, quien ha calificado la estrategia del gobierno como de "crecimiento con jolgorio", aludiendo a la expansión desmedida del gasto público y a los excesivos reajustes del salario mínimo y de las remuneraciones fiscales.

La economía chilena tiene grandes activos: reformas estructurales maduras, sector bancario sólido, abundante ahorro previsional, mercado laboral flexible, empresarios fogueados. Todavía puede salir rápidamente de esta crisis, especialmente si EE.UU., Europa y China, que representan cerca de dos tercios de la economía mundial, continúan su prolongada expansión.

Es alentador que el gobierno haya dado dos pasos positivos en los últimos meses: la aprobación de la rebaja gradual del arancel parejo hasta llegar a un 6% el 2003 (reitero la meta: arancel cero el 2010), y la privatización de la empresa sanitaria ESVAL.

Pero para retomar la senda del crecimiento del 7%, falta un verdadero golpe de timón fiscal. Pues el aumento del gasto público también significa una menor productividad de los recursos del país y, por lo tanto, menor crecimiento futuro.

¿Existen dirigentes políticos y funcionarios públicos dispuestos a jugársela por reducir el tamaño del gobierno y por ampliar nuevamente los espacios para la creatividad, la innovación y la creación de riqueza, única manera comprobada de eliminar la pobreza y asegurar prosperidad para todos?

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