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Tecnología

Economía y Sociedad № 102
Enero - Marzo 2020

El milagro del agua israelí​​​

Por Miguel Ángel Pallares, periodista (El Universal, 13.6.19; Extracto)  

Con cinco plantas desalinizadoras, Israel, ubicado en medio del desierto, convirtió el agua del mar Mediterráneo en potable. El agua desalinizada abastece al 75% de los hogares israelitas y el resto se obtiene de la lluvia y el río Jordán. Israel logró el milagro: resolvió el problema del agua y la exporta también a la vecina Egipto.

A dos kilómetros del mar Mediterráneo y a 15 kilómetros al sur de la ciudad de Tel Aviv, se ubica Sorek, la mayor planta desalinizadora del mundo, que abastece a 1.5 millones de personas. Millones de metros cúbicos de agua salada del Mediterráneo son transformados en agua potable. La planta es completamente automática, funciona las 24 horas y solo dos personas la controlan desde un centro computarizado de alta tecnología. 

El proceso consiste en captar el agua de mar y purificarla a través de filtros. Luego descansa inmóvil para separar los elementos sólidos. Más tarde se trata con ósmosis inversa para separar a presión la sal y otros elementos del agua propiamente tal. La energía eléctrica es el principal costo de una planta desalinizadora, con un 50%.

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La demanda anual de agua en Israel asciende a 2.200 millones de metros cúbicos, de los cuales 1.200 millones se destinan a la agricultura, 733 millones al consumo doméstico y 200 millones a la industria.

Para suplir todas las necesidades, el 91% de las aguas residuales son recapturadas y tratadas en plantas especializadas para devolverla como líquido de riego para la agricultura.

Las  cinco plantas desalinizadoras, junto a una cultura de máximo aprovechamiento del agua que se inculca desde la infancia, permiten al desértico Israel satisfacer todas sus necesidades de agua. Solo el 10% se desaprovecha, lo que se compara favorablemente con ciudades como Londres donde se pierde el 40% del agua circulante. Si bien el agua reciclada se utiliza para el riego, es de calidad potable lo que disminuye los daños ecológicos causados por aguas residuales no tratadas.

Israel logró el milagro: transitó de la escasez a la abundancia de agua. Fueron necesarios años de investigación para crear las tecnologías apropiadas a un territorio desértico. Hoy, Israel vende agua a Egipto y a otros vecinos y exporta su conocimiento y experiencia a países con problemas similares de abastecimiento de agua. 

Las claves fueron desarrollar exitosamente las tecnologías desalinizadoras y de tratamiento de aguas servidas, educar a la población en aprovechar hasta el último litro y estimular el riego inteligente.

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