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Voces de Babel

Economía y Sociedad № 108

Julio - Septiembre 2021

Dos verdades inconvenientes

“Las reservas hay que descubrirlas”


Subyace a la discusión sobre el royalty minero la equivocada idea de que el cobre está “ahí”. Se habla de las reservas “que tiene Chile”. De ahí a concluir que hay que gravar con impuestos rayanos en lo expropiatorio a quienes saquen “lo que está ahí”, hay un paso.

Pues bien, las reservas no están “ahí”. Las reservas “se descubren” por medio de exploración geológica, una aventura de altísimo riesgo y cuantiosa inversión.

Vamos a los datos. En 1970 las reservas de cobre de Chile ascendían a 107 millones de toneladas. Entre 1977 y 2020 se extrajeron 156 millones de toneladas, con todo lo que implicó en actividad económica, tributación y divisas.

Si las reservas hubiesen estado “ahí”, en una cuantía fija, tendríamos hoy la paradoja de que Chile tendría reservas “negativas”: le habría quedado debiendo más de 49 millones de toneladas al cerro. Pero el caso es que las reservas se estiman hoy en 200 millones de toneladas. Luego, las exploraciones agregaron más de 249 millones de toneladas de reservas al país.

El cobre no estuvo siempre “ahí”: la minería descubrió 249 millones de toneladas.

Comparemos con Zambia. En 1970, Zambia tenía 25 millones de toneladas de reservas, explotó 23 millones entre 1977 y 2020 y hoy tiene 21 millones de reservas. ¿Cuánto descubrió? 19 millones de toneladas, menos de un 8% de lo que descubrió Chile.

Desde luego, es totalmente legítimo discutir si la contribución del cobre al fisco podría ser algo mayor de lo que hoy es. Pero lo que no puede olvidarse es que el cobre no está “ahí”, el cobre se descubre. Y el descubrimiento de cobre, como todo descubrimiento, requiere un marco jurídico estable y amigable con la inversión.


Jorge Quiroz, PhD en Economía, Duke University (El Mercurio, 10.5.21; Extracto)

“Los políticos ignoraron las lagunas y los parámetros”


Fui invitada a exponer ante la comisión de Constitución del Senado sobre el tercer retiro del 10%. Cuando llegó mi turno, fui interrumpida por el senador Alfonso de Urresti, quien procedió a atacarme en  forma personal y reiterada. En más de 40 años de experiencia profesional, nunca había sido tratada de esa manera. No sé si con sus acciones el senador quiso intimidarme o censurarme. Cualquiera haya sido su motivación, su actuar no se condice con un sistema democrático respetuoso y civilizado.

¿Qué dije para desatar la furia del senador? En una entrevista apunté que durante años, y con pleno conocimiento de las causas de las bajas pensiones, el sistema político chileno había sido incapaz de hacer una reforma eficiente y moderna. Esta es una afirmación factual, históricamente correcta, imposible de contradecir, y así muchos actores de distintos ámbitos lo han reconocido.

Ni los técnicos ni las empresas ni las AFP ni las organizaciones de la sociedad civil pueden legislar. Hacer leyes es prerrogativa exclusiva del Parlamento y del Ejecutivo, lo mismo que su presentación, discusión y aprobación con agilidad.

Al no haber legislado sobre el tema, los responsables de las bajas pensiones en Chile son los políticos de todas las tendencias. Los de derecha, los de centro y los de izquierda.

Ignorar las lagunas y las mayores expectativas de vida no fueron los únicos descuidos del sistema político. Además, permitió que el Pilar Solidario quedara atrás en relación con las necesidades de las personas. Se mantuvo un “pilar solidario” complejo y burocrático, que desincentiva el ahorro, en vez de moverse hacia una pensión básica universal.

Ignorar la responsabilidad del sistema político ante la crisis de las pensiones es ignorar la historia del país y en nada ayuda a solucionar nuestros problemas.


Alejandra Cox, PhD en Economía, U. de Chicago, y presidenta Asociación de AFPs (El Mercurio, 24.4.21; Extracto)

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