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Dossier El Cascabel al Gato

Economía y Sociedad № 104
Julio - Septiembre 2020

Desde España por la Capitalización

Por John Müller, exsubdirector diario El Mundo (El Mundo, 17.1.20; Extracto)

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Sebastián Piñera, el presidente más impopular de la democracia chilena moderna y que marcó un 6% de aprobación en la encuesta más solvente del país, ha decidido quemar en el altar de su imagen una de las bases del sistema de capitalización individual creado hace casi 40 años.

Presionado por su impopularidad, un factor clave en el estallido social que comenzó en Chile el 18 de octubre, ha decidido que la mitad del aumento de las cotizaciones para mejorar las pensiones en Chile (pasan del 10% del salario al 16%; en España son cerca del 26%) sean destinados a un sistema de reparto, es decir, para mejorar las pensiones más bajas y no para aumentar la pensión del cotizante.

La decisión no ha contentado a la oposición, que lo que desea es que desaparezcan las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Sin embargo, supone un paso hacia la creación de un sistema de reparto que, según se está comprobando en las naciones más ricas del mundo, son insostenibles por el invierno demográfico de la caída de la natalidad. La demografía es el factor frente al que el sistema de capitalización individual está menos expuesto. Al tratarse de un mecanismo de ahorro individual, en realidad, el único riesgo es la rentabilidad que los fondos acumulados puedan obtener.

Chile es el país más europeo de Latinoamérica, ya que es uno de los que más rápido está envejeciendo. Sin embargo, sus AFP le han ofrecido una rentabilidad espectacular: un 8% anual durante casi 40 años. El 70% del dinero que hay en los fondos de pensiones es fruto de la ganancia por rentabilidad.

Así, el Gobierno chileno está importando los peores problemas del reparto. El principal es uno que se vivió en España: que la solidaridad (ese 3% de la cotización que irá al sistema de reparto) solo recae en los trabajadores que cotizan. Eso sucedió mientras las pensiones no contributivas fueron pagadas por la Seguridad Social. El Partido Popular lo corrigió en el primer Gobierno de Rajoy. Hoy, la solidaridad se costea con cargo a impuestos.

Chile tiene un sistema de pensiones que resuelve de manera casi óptima los problemas del sistema de reparto, pero que tiene en contra la propaganda de la izquierda mundial. El problema es que los ahorros de los trabajadores se benefician del capitalismo y eso es, para ellos, como el canibalismo.

En un segundo nivel, se critica el poder de las AFP. Pero, en Chile, la experiencia con esos grandes fondos es positiva y tiene un valor social: han modernizado su mercado de capitales y han ejercido, en nombre de los trabajadores, una vigilancia exigente sobre los abusos de las empresas (caso Cascadas o La Polar).

El gran problema de las pensiones en Chile es que la gente espera recibir el 70% de su último sueldo en su jubilación. Eso no tiene en cuenta que los salarios varían mucho a lo largo de la vida laboral. La mayoría de las personas que protestan por lo bajas que son sus pensiones en Chile no han cotizado lo suficiente como para recibir una pensión mínima en España.

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