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Economía y Sociedad

Capitalización. La revolución chilena que recorre el mundo

Noviembre 2025

China

Por Hugo Restall, editor The Asian Wall Street Journal (21.11.01)

En los próximos cinco años, se proyecta que el déficit del sistema previsional chino alcance los 35.400 millones de dólares, frente a los 4.300 millones de dólares del año pasado. El valor presente de las obligaciones previsionales no financiadas de China se estima en un 50% del PIB.

 

La buena noticia es que los expertos parecen coincidir en lo que debe hacerse. A comienzos de este mes, en una conferencia copatrocinada por el Cato Institute -un centro de estudios libertario estadounidense- y el China Center for Economic Research de la Universidad de Pekín, hubo un acuerdo casi unánime en que la solución era avanzar hacia cuentas individuales totalmente financiadas.

 

José Piñera, el pionero de este modelo en Chile, estuvo allí para dictar una conferencia. Pero también fue convocado a múltiples reuniones en el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de China, lo que sugiere que el consenso comienza a extenderse entre los burócratas.

 

Hasta ahora, China solo ha logrado aumentar el tamaño de los “fondos comunes” de dinero que las empresas y los trabajadores pagan para financiar las pensiones de los jubilados actuales. En otras palabras, los miles de pequeños sistemas de reparto administrados a nivel municipal y provincial están siendo consolidados bajo los gobiernos regionales. Como escribe Zhao Yaohui, cuando los beneficios son distribuidos por una burocracia distante, las autoridades locales y los propios trabajadores pierden todo incentivo para asegurarse de que las contribuciones se realicen. Las empresas están eludiendo los pagos sin consecuencias, aumentando así el déficit.

 

China incluso ha caído en una trampa sobre la que el Banco Mundial ya había advertido: las llamadas cuentas nocionales. A los trabajadores se les dice que están acumulando una pensión en su propia cuenta, e incluso que ganan un bajo interés sobre ella. Cuando se jubilan, su pensión se calcula según el saldo que aparece en su estado de cuenta. Pero, en realidad, no hay dinero que respalde esas cuentas, ya que el Estado sigue pagando las pensiones de los jubilados con las contribuciones de los trabajadores activos.

 

La solución es permitir que las personas tengan un control más directo sobre sus propios ahorros y puedan emplear los servicios de administradores de fondos privados. Además, las cuentas no deberían limitarse solo a los trabajadores jóvenes que aún tienen tiempo para acumular una pensión completa.

 

Desde luego, habría problemas que resolver. Los mercados de capitales en China están aún en una etapa temprana: las bolsas son volátiles y el primer fondo mutuo abierto acaba de ser lanzado. Por lo tanto, los trabajadores con un horizonte de inversión corto probablemente estarían limitados a invertir en bonos del gobierno con rendimientos bajos.

 

El principal beneficio sería para el propio proceso de reforma: establecer las ventajas de las cuentas plenamente financiadas para todos los trabajadores y protegerlos de los estragos del sistema de reparto.

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