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Dossier capitalización

Economía y Sociedad № 98
Enero - Marzo 2019

Capitalización y desempleo

Por William Conerly, senior fellow, National Center for Policy Analysis (Extracto, 12.11.02)

Chile fue el primer país de occidente que instauró un sistema de seguridad social y el primero del mundo en reformarlo con un nuevo sistema de capitalización individual. 

Y nuevamente es el primero en innovar al introducir un sistema de desempleo basado en ahorrar en una cuenta de capitalización individual. 

Los trabajadores chilenos aportan 0,6% de su salario a su cuenta individual de ahorro para el desempleo y los empleadores aportan 1.6% del salario a la misma cuenta individual. Además, el empleador aporta 0.8% del salario a un fondo común para financiar a los trabajadores que su ahorro sea insuficiente.

Las cuentas individuales son administradas por una entidad especializada de propiedad de las mismas administradoras de los fondos de pensiones, que invierte los fondos en un portafolio diversificado de instrumentos financieros. 

Las cuentas individuales están a nombre del trabajador el cual, si pierde el empleo, gira fondos en montos mensuales decrecientes hasta agotar el saldo ahorrado o encontrar empleo. A diferencia del sistema norteamericano, los chilenos retiran fondos aún si renuncian al empleo lo cual aumenta la flexibilidad para cambiar de trabajo. Si al momento de jubilar los chilenos tienen saldo en su cuenta de ahorro para desempleo, pueden transferirlo a sus cuentas individuales para la pensión y aumentar su jubilación. Así se colocan los incentivos correctos para buscar y encontrar rápido un nuevo trabajo antes que los fondos ahorrados para el desempleo se agoten.

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Un problema serio del sistema norteamericano y de otros países desarrollados es que la magnitud y el diseño de los beneficios al desempleo incentiva a los trabajadores a permanecer desempleados. Numerosos estudios en estos países demuestran que mientras más generosos son los beneficios del desempleo, mayor es el tiempo que demoran en encontrar trabajo. El sistema chileno resuelve este problema en su raíz. Los estudios realizados en Estados Unidos y Canadá muestran que un sistema de ahorro individual en que la mayor parte la aporta el empleador no aumenta significativamente los costos de las empresas. En efecto, los propios trabajadores soportan, en la práctica, entre el 80% y el 100% del total del aporte definido en la forma de menor salario de equilibrio.

El sistema chileno consiste en un plan de ahorro obligatorio para el desempleo para financiar el desempleo propio. El sistema norteamericano, si bien es también obligatorio, carece de cuentas individuales. A diferencia de los trabajadores norteamericanos, los chilenos se benefician del sistema de ahorro para el desempleo aún si nunca estuvieron desempleados. Es tiempo de evaluar alternativas. Es tiempo de imitar la forma en que Chile construye una innovadora y eficiente red social.

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