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Personajes

Economía y Sociedad № 97
Octubre - Diciembre 2018

Abigail Adams

Por Lauren Cowling

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Las 1.160 cartas que intercambiaron John y Abigail Adams entre 1762 y 1801, revelan la influencia que esta Familia Fundadora tuvo en los primeros pasos independientes de los Estados Unidos.

Abigail, una mujer autodidacta proveniente de una antigua familia de Boston, conoció a John en el verano de 1759. Pero no fue hasta 1762, cuando las primeras cartas entre el futuro presidente y la primera dama comenzaron a fluir, que despertó el amor entre ellos.

No es un secreto que John Adams era testarudo y mal humorado y no había nadie más en el mundo que lo complementara tan bien como Abigail. Acerca de su interacción con otras personas, Adams comentó: “Hay pocas personas en este mundo con las cuales puedo conversar. A todas las trato decentemente y, cuando es necesario, les hablo sobre temas de trabajo. Pero nunca soy feliz en compañía de ellas”. Y en 1783, John le escribió a Abigail: “No puedo ser feliz sin ti”. Estuvieron juntos por 59 años.

En el siglo XVIII no era fácil para una mujer opinar ni comprometerse con una causa, menos aún en política. Pero Abigail creía profundamente en la batalla política que su marido lideraba. Ella incluso aceptaba que él priorizara a su país por encima de su familia.

Abigail estaba comprometida con el rol de John en el nuevo gobierno y le expresaba sus propios deseos para la nueva nación, como en aquella notable carta dirigida a John mientras participaba del primer Congreso Continental pidiéndole que se “acordara de las mujeres”: 

“Ansío escucharte que han declarado la independencia, y como imagino será necesario que diseñes un nuevo código de leyes, espero que te acordarás de las mujeres, y serás más generoso y favorable hacia ellas que tus antepasados. No pongas poder ilimitado en las manos de los maridos. Recuerda que todos los hombres, si pudieran, serían tiranos. Si un especial cuidado y atención no es puesto a las mujeres, estaremos determinadas a fomentar la rebelión y no nos consideraremos atadas por ninguna ley en la cual no tengamos voz o representación”.

En los días fundacionales de Estados Unidos, las mujeres no eran tratadas por los hombres como sus iguales. Pero John consideraba a Abigail su partner y confidente. No solo John confiaba en que Abigail educaría a los niños. Ella también administraba el campo familiar, compraba propiedades y actuaba como asesora política de John.

En 1775, John le escribió a Abigail implorándole estimular las mentes de sus hijos: 

“Debe ser tu responsabilidad, y mía, formar las mentes de nuestros hijos y exaltar su coraje; acelerar y animar su dedicación a las actividades formativas; desarrollar en ellos un desprecio por la soberbia, un horror a la injusticia e inhumanidad, y una ambición por descollar en todas sus capacidades, facultades y virtudes. Si permitimos que sus mentes se desarrollen lentamente siendo niños, se comportarán lentamente toda su vida”.

Abigail se destacó en todos los aspectos, especialmente en la educación de sus hijos, tanto que su hijo John Quincy Adams es considerado el presidente más lector de Estados Unidos.

Mientras John estaba lejos de casa fundando una nueva nación, Abigail estaba dedicada a fortalecer su familia y propiedades, en medio de la guerra de la independencia. John, impresionado por la fortaleza de Abigail, le escribió: 

“Me da inmensa alegría, mucho más de lo que pueda expresarte, saber que enfrentas las angustias y los horrores de estos tiempos con tanta fortaleza. Eres muy valiente, querida mía, eres una heroína. Y tienes razón para serlo. Porque lo peor que pueda sucederte, no te hará daño. Un alma tan pura, virtuosa, benevolente y piadosa como la tuya, no tiene nada que temer, y todo que esperar del último de los males humanos”.

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